DESARROLLO RURAL EN REGIONES INDIGENAS

Generalmente se tiende a considerar que el desarrollo rural en regiones indígenas es un asunto técnico – antropológico, sin embargo, tratándose de una actividad que tiene como finalidad el de mejorar las condiciones de vida de la población indígena, éste tiene una mayor complejidad y profundidad, primero, porque busca transformar las estructuras socioeconómicas de una región o de un país para poder estar en condiciones de alcanzar un mayor bienestar; segundo, porque es en los modelos de atención en donde se fijan las estrategias sociales, las prioridades y objetivos del desarrollo de una región o de una nación; tercero, porque en los programas, se establecen los medios y estrategias para lograrlo y cuarto, porque con base en el análisis de los resultados alcanzados, se establecen acciones necesarias para que la población rural alcance su propio desarrollo.

En este sentido el desarrollo rural es la expresión de una política económica y social imperante, y en consecuencia, uno de los ejes principales que regula las actividades sociales y económicas. Por lo que, los modelos de atención, mediante su metodología implementada a través de proyectos específicos, son los instrumentos para materializar una política social.

En el contexto de modelos y programas de atención, la pobreza productiva de los grupos étnicos proviene de su exclusión en el manejo de los recursos, los cuales son administrados por los grupos de poder local y regional, a lo cual se le suma la situación económica imperante: control del mercado regional por los grupos de poder. De esta situación se infiere, que la búsqueda de un desarrollo en las regiones indígenas es un problema político, porque el desarrollo de una región está condicionado por los bloques de poder regional, y el poder en sí mismo, es en esencia político. En este sentido la política social se debe de orientar a garantizar ciertos niveles de bienestar a la población indígena de México, en particular debe de considerar esquemas o modelos específicos de producción, distribución y consumo, sin olvidar las soluciones tecnológicas adecuadas.(Cortez, C. y Penso, C; 1998)

A la población indígena se le considera el polo opuesto al desarrollo y una barrera para lograrlo, por lo que el Estado, ha generado una gran variedad de políticas públicas para mexicanizar al indio mediante intentos educativos, económicos, organizativos y hasta genéticos. La visión creada por el Estado acerca de las estructuras socio culturales de los pueblos indígenas en el sentido de que son un «sector atrasado», aumentaron de cierto modo la visión peyorativa de la sociedad en general hacia lo indígena, así como el fomento tácito de la negación y rechazo de la misma sociedad indígena.

En este sentido, surge la pregunta acerca de las alternativas que pueden plantearse para diseñar un modelo de desarrollo que más allá de servir de etnocida, prevea los posibles cambios en las estructuras socio-culturales y promueva cambios positivos a favor de los pueblos indígenas involucrados.

FUENTE: Tesis MDR Ángel Espinoza

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Fotografía: Familia Wirrarika en un paraje cercano a Tuxpan de Bolaños, Jalisco.

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